La trascendencia de los objetivos y los fines

trascendencia de los objetivos

En este mes de diciembre, el Centro de Convenciones de Cozumel cumple trece años de haber iniciado operaciones, lo que significó para todos los habitantes de la Isla, la concreción de un sueño largamente acariciado.

TRASCENDENCIA DE LOS OBJETIVOS. La visión de quienes contribuyeron a la conformación de la idea, a la definición final del proyecto constructivo, y de manera particular a identificar y precisar los fines y objetivos que se buscaban con tan magna obra, tuvieron el tino de cubrir todos los ángulos posibles, a fin de que su operación tuviera el mayor impacto positivo alcanzable.
 
Sin duda, para un destino turístico de la importancia de Cozumel cuyo posicionamiento nacional e internacional como el principal segmento del turismo de cruceros era innegable, el Centro de Convenciones representaba un formidable valor agregado para ofertar servicios de calidad, lo que permitiría además, incursionar en el segmento de grupos y convenciones, que en aquellos tiempos, el mercado nacional y extranjero demandaba nuevos y atractivos lugares, toda vez que los tradicionales para estos eventos iban a la alza y ya eran muy conocidos.

A su vez, para la sociedad de Cozumel, el Centro de Convenciones representaba un espacio de muy alto nivel para la celebración de un sinnúmero de actividades y eventos en un abanico muy amplio de posibilidades, que iban desde aquellos relativos al ámbito social y familiar, hasta los que tenían que ver con actividades de gobierno y de organizaciones sociales y privadas.

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TRASCENDENCIA DE LOS OBJETIVOS. En paralelo, no se excluyó que el Centro de Convenciones serviría como uno de los principales refugios cuando inevitablemente la Isla de Cozumel se viera amenazada y afectada por algún fenómeno meteorológico. Estos objetivos descritos, cumplían, en sí mismos, con creces la importancia del Centro de Convenciones de Cozumel. Sin embargo, no iban a ser su mayor trascendencia.
 
La decisión de incorporarlo a los bienes patrimoniales de la máxima casa de estudios, la Universidad de Quintana Roo, representó para esta joven institución de educación superior con apenas siete años de fundada, la enorme posibilidad de concretar sus aspiraciones en un plazo menor.
 
Al propio tiempo, la estrategia buscaba que la Universidad de Quintana Roo tuviera otras fuentes alternas para obtener ingresos económicos propios, toda vez que los recursos públicos, tanto federales como estatales, igual que para todas las áreas de atención gubernamental, siempre estaban dependiendo de una serie de negociaciones políticas, administrativas y disponibilidad y alcances de los recursos fiscales que se estiman recaudar.
 
La Universidad de Quintana Roo pensada para ser la universidad de la cuenca del Caribe, cuya excelencia académica en la formación de profesionistas en las áreas sociales, las humanidades, las ciencias básicas y las áreas tecnológicas, no sólo le otorgara un prestigio y reconocimiento más allá de nuestras fronteras, sino que de manera prioritaria, privilegiara la formación de los jóvenes quintanarroenses.
 
Atender la demanda local de espacios educativos con una formación de excelencia, es de máxima trascendencia. No puede ser de otra manera. El futuro de una sociedad, se encuentra en la capacidad que ésta tenga para dotar a sus jóvenes, de una formación propia que contribuya a la preservación, enriquecimiento y difusión del acervo científico, académico, cultural y natural de su entorno.

En consecuencia, los bienes patrimoniales de la universidad, encomendados a su  Patronato, le asignan a éste, una enorme responsabilidad, la administración más eficiente de sus bienes, para generar los recursos suficientes para tareas preponderantes de la institución, especialmente el otorgamiento de becas universitarias y la calidad educativa.
 
De esta forma, el proyecto del Centro de Convenciones de Cozumel adquiría para todos los involucrados la posibilidad de alcanzar los objetivos turísticos, sociales, públicos y de emergencia que se requirieran, toda vez que se orientará a generar recursos para su fin último: las metas de la Universidad de Quintana Roo.

A trece años de distancia, la operación del Centro de Convenciones fue concediendo, cada vez con mayor frecuencia, una práctica de donación del costo por el uso de sus espacios, alejándose así de fin último, lo que provocó también un deterioro del inmueble y un alto gasto que tuvo que ser absorbido por el Patronato.
 
El círculo vicioso en el que se había caído de pocos ingresos, elevado costo operativo, deterioro de la infraestructura y disminución en la entrega de recursos a la universidad, era insostenible. En consecuencia, se requería de la comprensión de todos los involucrados, se requería de volver la mirada al fin último, se requería de asumir a cabalidad la encomienda original, en suma, se requería de volver al camino correcto.
 
El futuro del Centro de Convenciones de Cozumel, y el apego a sus objetivos y a sus fines son promisorios. Las decisiones recientemente convenidas, sobre recobrar los orígenes, permitirán volver a poner en valor a esta relevante obra, a fin de que se cumpla con todas las expectativas para el bien de Quintana Roo y de su universidad.

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