¿Cómo hacer frente a las frustraciones?

>¿Qué es la frustración? La frustración es el deseo, objetivo, aspiración o esperanza no satisfecha, que se manifiesta como un estado de privación o falta de recompensa. El grado de frustración irá en función de la intensidad del deseo o anhelo.
La frustración es una vivencia negativa, porque es la consecuencia de no haber logrado unas metas propuestas. Lleva implícito un sentimiento de impotencia, al encontrarse ante una situación no esperada y contraria a lo que se ha estado luchando.
Consecuencias
Al no lograr el objetivo o el deseo esperado, las personas se sienten frustradas y el resultado de ello es un sentimiento de enfado, tristeza o rabia. Cada uno lo vive de forma diferente, pero todos tienen en común la sensación de la decepción  que produce la frustración. De una experiencia frustrante algunas personas, salen fortalecidas porque han aprendido y reflexionado sobre esa experiencia. Otras, por el contrario, se deprimen y desesperan, y sólo ven el resultado negativo de esa experiencia sin aceptar que se puede aprender de ella.
Las consecuencias que una situación frustrante puede causar en una persona, puede ser muy diferente y esto dependerá en parte del grado de madurez de la persona o del impacto que determinada situación pudo causar en ella. Por lo general, las personas frustradas serán muy sensibles a todo aquello que le recuerde el motivo de su frustración. Sentirán ansiedad ante las mismas circunstancias en las cuales fracasaron o no lograron sus deseos, y perderán confianza en sí mismas ante situaciones parecidas, huyendo de las mismas para no sufrir otra decepción.
Sin embargo, algunas de ellas sienten la necesidad de superar su frustración, y aunque les produce ansiedad y temor, se enfrentan a ellas con el único objetivo de superarlas y no tener esa limitación en su vida. Hay que destacar que hay situaciones que no dependen de uno mismo y, por tanto, es imposible hacer cualquier esfuerzo por superarlo.
Tolerancia a la frustración
La tolerancia significa respetar, aguantar, soportar con paciencia y con respeto algo que no compartimos o entendemos. Desde este punto de vista, tolerar la frustración parte de un significado positivo, que permite a cada uno superar una situación frustrante con mayor o menor facilidad.
Cada persona posee un grado diferente de tolerancia a la frustración. Las personas con baja tolerancia se enfadan o se ponen tristes ante el más mínimo deseo insatisfecho u objetivo no logrado. Les supone un gran esfuerzo superar esa situación y se sienten desmotivadas para volver a intentarlo o ante circunstancias parecidas. Son personas que suelen sentirse fracasadas a la menor contrariedad. Por el contrario, las personas con un alto nivel de tolerancia a la frustración, para sentirse frustradas, necesitan que las expectativas que tenían sobre un deseo u objetivo que esperaban y no han logrado, sean muy altas. Son personas que poseen una gran fortaleza y equilibrio ante situaciones adversas
Cómo manejar la frustración
A lo largo de la vida, todos nos encontramos ante situaciones en las que podemos sentirnos frustrados y por tanto, hundidos, tristes o fracasados. Es muy importante aprender a manejar las frustraciones para que estos sentimientos no nos afecten en exceso y podamos superar las circunstancias que los originan. Para manejar la frustración, debemos tener en cuenta nuestros propios límites y los obstáculos que se nos pueden presentar.
Desde niños, se empieza a experimentar algunas de estas situaciones, por ejemplo cuando no conseguíamos el juguete que queríamos o cuando no lográbamos que los demás hicieran lo que deseamos. Debe formar parte de la educación de los hijos enseñarles a manejar las frustraciones. Los padres deben evitar satisfacer continuamente sus deseos por temor a un enfado,  porque desean evitarles este sentimiento. Lo único que lograrán es que sus hijos no estén preparados para afrontar situaciones frustrantes.
Otras veces, la causa de las frustraciones se procede de unas metas o expectativas poco realistas. Es el caso de personas inmaduras que no conocen sus límites o los límites de los demás y que esperan más de lo que las circunstancias o la realidad les permiten alcanzar. Esto también suele sucederles a personas muy fantasiosas con una imaginación que desborda la realidad, o personas muy ambiciosas que no pueden conseguir sus objetivos porque son prácticamente inalcanzables en circunstancias normales.
Todos debemos aprender a manejar la frustración. Para ello, es necesario aceptar la causa que la provocó y no permitir que las consecuencias de la misma nos sobrepasen. Si consideras que no puedes manejar tus frustraciones es tiempo de buscar ayuda psicológica, para que puedas vivir una vida plena y feliz.